¿ DADIVITAERC?

¿DADIVITAERC?

DADIVITAERC una  palabra incógnita invertida,  nos invita a pensar jugando para decodificar, estableciendo asociaciones de conocimientos ya construidos, a animarnos a descubrir sentido solo o  quizás a buscar ayuda, para que otras miradas, otros pensamientos nos brinden nuevas posibilidades para lograr nuestro objetivo “otorgar sentido a DADIVITAERC”,  nos anima también  como adultos a jugar, porque todos estos procesos de pensamientos subyacen en los proceso lúdicos creativos, como así también sumergirnos en el placer de jugar, que nos abstrae de otras realidades cotidianas.

A partir de descubrir su significado, habilito una pregunta ¿Cómo se desarrolla la CREATIVIDAD?, y los invito me acompañen en la lectura de mi respuesta, donde la disidencia de interpretación es bienvenida.

Si bien al hablar de creatividad no podemos arribar a un concepto único y cristalizado por la multiplicidad de perspectiva que puede ser conceptualizada. Sin embargo, intentando dar algunas definiciones, me atrevo a afirmar que está vinculada a la capacidad de “irrumpir” lo instituido, a veces limitante y “atreverse” a trasformar, inventar y diseñar estrategias originales, desaprendiendo modelos rígidos e impuestos. Es “darnos permisos” para sentir y no expresarnos siempre desde la razón lógica. Es despegarnos de saberes y experiencias que nos inhiben y dejar fluir lo conocido, para unir y también descartar, para encontrar nuevos caminos. Es activar el pensamiento divergente, “mirar” en distintas direcciones, para que después podamos combinar dos o más objetos, experiencias, saberes, etc., y dar nacimiento a “ideas distintas”. Es una idea enigma, desconocida, que nos impulsa a buscar lo novedoso, a probar y ensayar sin que el temor nos invada. Es… y me pregunto ¿Qué es la creatividad para ustedes?

Crear es flexibilizar y dejar fluir relajadamente nuestros pensamientos en permanentes conexiones, lo que impulsa a buscar en diferentes perspectivas soluciones genuinas; pero para ello es necesario desaprenderse de lo obsoleto, de los paradigmas cerrados, de lo que impide avanzar, de los miedos, de las inseguridades, de hábitos repetitivos que anulan nuestro deseo y nos generan aburrimiento. Para crear es preciso también, tolerar la angustia, la incertidumbre, que produce el no saber, confiando en que “la certeza es la duda” y sentir la convicción de que el error es la llave que nos abre puertas para la búsqueda de otras miradas de otras visiones, de otras reflexiones, y otros saberes y vivencias.

Adhiero a la idea que, desarrollar la creatividad es un derecho de toda persona y también una urgencia social, porque los problemas diversos que existen en la actualidad requieren de soluciones nuevas y participativas. Es preciso entonces que transformemos estas demandas en oportunidades para buscar soluciones innovadoras; lo que requiere también pensar – nos y ser conscientes de nuestros talentos únicos y originales, que es lo nos fluye fácil, naturalmente y nos apasiona.

Considero que el capital humano más valorado en la actualidad es Ser Creativo, y esto requiere no sólo que desarrollemos competencias y seamos conscientes para identificar nuestras potencialidades y limitaciones,  sino también visibilizar para comprender  los vínculos que construimos en “espejos” con otro, desde  nuestro entorno cultural, y  que sin duda, incidieron e inciden en nuestra estructuración subjetiva, en el modo en que nos relacionamos, en cómo nos  posicionamos ante nuestros intereses,  frustraciones,  vivencias, percepción del entorno,  expectativas propias y de los otros.

Muchas veces, adjudicamos la invención a una inspiración, decimos: “se me prendió la lamparita”; sin embargo, es importante preguntarnos para respondernos ¿cómo surgen las nuevas ideas? Las investigaciones, saberes y experiencias personales nos llevan a asociar que las nuevas ideas surgen cuando liberamos la presión de nuestro pensamiento y angustia por encontrar soluciones ya; esta relajación del pensamiento potencia y activas interconexiones cerebrales, porque seguimos focalizados en una problemática a resolver, pero en estado distendido. Justamente, en momentos de pausa surge el “eureka”. A modo de ejemplo simbólico transformar la palabra incógnita DADIVITAERC en la palabra CREATIVIDAD, sería el resultado de procesos propios donde subyacen emociones, analogías o asociaciones, articulación de recursos disímiles, aportes simbólicos de otros y el motor es la confianza en uno mismo, la autoestima y sentir “puedo lograr”.

Podríamos decir que una persona durante el proceso creativo se posiciona placenteramente, como cuando un niño está jugando, imaginando su propio escenario de fantasías, pues toda innovación requiere de la construcción de un nuevo escenario conformado de muchas ideas en interacción, siendo necesario reorganizarlas, para dar surgimiento a algo nuevo, cargado de emociones y significado subjetivo.

La creatividad es necesaria para vivir, porque transitamos por caminos de ensayo y error en forma permanente, intentando resolver problemáticas en la vida cotidiana, en ámbito laboral y en otros contextos sociales, y sin darnos cuenta de que en realidad todos, de algún modo, realizamos procesos creativos, no solamente artistas, poetas, diseñadores, etc.

Es importante para comprender y valorar, preguntarnos, ¿Cómo se construye esa capacidad?, que se traduce en una posición, en un modo de reconocerse en la vida adulta, y que no se aprende solamente en clases especiales, ya que hay situaciones, climas sociales, relaciones con “otros significativos” (colegas, amigos, familiares, etc.), que nos ayudan o no a visibilizar-nos como seres creativos

La gran amenaza de nuestra creatividad es el miedo a equivocarnos y no sentirnos capaces; y para prevenir esa amenaza necesitamos retornar valorizando lo que subyace en una experiencia lúdica y aprendizaje colaborativo, como así también la atención focalizada en las emociones que se entretejen, y así identificarnos con capacidad de crear y como sujetos resilientes en la adversidad para resolver problemáticas y no paralizarnos.

Si observamos a un niño jugando y podemos “ver” lo que acontece en el acto lúdico, comprenderíamos el valor que tienen esos momentos de la infancia en la construcción de los procesos creativos; ya que, además de divertirse, el niño explora, investiga, prueba, sin miedo a equivocarse, para descubrir, poniendo en juego conocimientos previos, habilidades y capacidades desarrolladas; como así también va reconociendo limitaciones, pero que no obstaculiza en el desafío de buscar nuevas formas de lograr lo que proyectó lúdicamente,; así equivocarse en el juego es sinónimo de desafío. Por ello, Un niño que no juega es un niño en riesgo y posiblemente un futuro adulto que tenderá a frustrarse e inhibirse ante las dificultades y no buscar soluciones superadoras. Con el fin  de estimular la imaginación del niño, que él pueda descubrir por sí mismo numerosas alternativas para resolver un problema, un misterio y  desarrollar diferentes modos y estilos de pensamientos, es importante permitirle desarrollar “juegos creativos”, desestructurados, libres para potenciar su imaginación y que los juegos grupales implique que sus ideas sean reconocidas y también aprender de las ideas de los otros, que enriquecen las propias; si los juegos  son siempre dirigidos, estructurados, donde siempre hay un modelo a copiar,  no contribuye al desarrollar su creatividad y construyen sujetos dependiente no resilientes. Todo esto requiere además considerar con flexibilidad y respeto sus producciones, sin juzgamientos; aunque no coincidan con nuestras expectativas de adultos, pues son juegos donde la libertad de expresión es el eje central, porque rescata la fantasía, la curiosidad, la fascinación, el asombro, la espontaneidad y la autenticidad, esencia de todo niño.

Otra amenaza no menos importante, es que cuando analizamos los juegos que realizan los niños en la actualidad, observamos que los mismos tienen una participación pasiva y elevada carencia de interacción con otros niños, debido a que permanecen considerable tiempo con videojuegos o programas televisivos, algunos interesantes y otros con elevado porcentaje de violencia, con efectos de “seducción y sedación”, donde la respuestas y estrategias ya fueron creadas por otros.

Podríamos consignar también como amenaza juzgar con precipitación desconociendo la intencionalidad infantil, a los rótulos o expresiones negativas que construyen barreras como el temor al fracaso (“eso es muy difícil”, “no puedo”, “no voy a poder resolver”, “se van a reír de mi” …). Así, se forman sujetos dependientes porque “el otro es que sabe y yo no”, se inhibe la confianza en sí mismo y por lo tanto la búsqueda de estrategias innovadoras.

Si un niño no disfruta del juego y se frustra ante el error impidiéndole continuar, siente fracaso porque es la imagen que construyó de sí mismo; por eso, es fundamental que los adultos tengamos la atención focalizada en los procesos lúdicos y su valor, en las palabras que circulan en los momentos de juegos grupales, que inciden en la construcción de sus vínculos, para identificar de qué manera se lo puede ayudar a superar la frustración y el miedo.

Es fundamental vislumbrar estas amenazas con el objeto de evitarlas y potenciar la creatividad; siendo importante que valoremos el juego en los hogares y los incluyamos en las propuestas de enseñanza en todos los niveles educativos; para que en el futuro nuestros niños/adolescentes, puedan atreverse a resolver ingeniosamente situaciones conflictivas con otros, y reconocerse como sujeto resiliente y comprender, para adaptarse, las demandas socioculturales actuales.

Preguntarnos por lo que nos rodea, por lo que nos ocupa, por lo que nos preocupa, tiene que ver con la creatividad. Remitámonos a una situación específica y recurrente; por ejemplo, cuando los adolescentes terminaron de cursar el nivel secundario se preguntan ¿y ahora qué? ¿perderé a mis amigos? ¿valdrá la pena estudiar? ¿Qué y dónde estudio? ¿Qué hago para conseguir trabajo? Si este adolescente en su infancia se le permitió aprender jugando y aquellas personas que conformaron su entorno familiar, escolar y social, potenciaron su autoestima y el autoconocimiento de sus competencias y limitaciones, podrá poner en juegos proceso creativos transitados y encontrar respuestas a estas preguntas en su adolescencia y su vida adulta.

 

Podría aventurarme a decir que la creatividad  y aprender jugando con otros, son 2 caras de una misma cinta para formar sujetos resilientes, atreviéndome a tomar prestado la Banda de Moebius para gratificar.

 

Una mirada adulta atenta, ante las ofertas de diversión, la promoción de espacios de juegos, la función “sostén” en la construcción de estrategias creativas propias, es fundamental para que estos aspectos creativos sean conservados en el futuro. Lo que hoy le es natural, “la atención alerta” de lo que acontece en su realidad, es un llamado invisibilizado de las nuevas infancias de este siglo; tornándose imperativo la construcción colectiva de espacios y tiempo lúdicos-creativos, donde puedan encontrarse con otros, descubrir-se, reconocer y desarrollar sus capacidades e intereses, como así también la necesidad de hacer un viraje en los espacios escolares, promoviendo el asombro, las emociones. En lo que respecta al ámbito pedagógico y profesionales de la educación, es necesario innovar escenarios abúlicos e institucionales, atreverse a virar las clases magistrales por aprendizajes emocionales colaborativos, que los habiliten a  descubrir cómo aprenden, asociando  propuestas y estrategias a los distintos tipos de inteligencias,  a las emociones que influyen en todo proceso de aprendizaje, para que cuando sean adultos no se identifiquen con la imposibilidad (alienados en la enfermedad) ante situaciones adversas, sino que se reconozcan  en la salud (poder crear); es decir, reconocer-se como  sujetos “resilientes”.

Preguntémonos para reconocernos ya como adulto, si nos permitieron aprender jugando solo y con otros en la infancia y pudimos continuar haciéndolo en la adolescencia, ¿pudimos construir efectivamente una imagen de confianza hacia nosotros mismo? Si la metacognición se ha instalado  en nosotros como práctica reflexiva y somos consciente de lo que sabemos o no sabemos, de lo que podemos o no podemos hacer y porqué y de las emociones que nos atraviesa; podríamos inferir que  también la autoestima, nos permitió  no ser subjetivamente dependiente, sino sentir que somo capaz de asumir responsabilidades, de elegir libremente para avanzar hacia nuevos desafíos, sin desalentamos ante los equívocos; y que la ausencia de resultados satisfactorios será el motor que hará circular el deseo, que se instala cuando algo no sabemos o no consigamos , dando origen a la pasión y al disfrute en la búsqueda de innovaciones.

A modo de conclusión y dirigiéndome particularmente a todos quienes somos educadores en las escuelas y en los hogares, decidí tomar prestada algunas frases de Albert Einstein (escritura en negrita) y entrelazarlas para resignificarlas:

Una persona (un educador) que nunca tuvo un error es porque nunca intentó nada nuevo”, por eso “lo importante es no dejar de hacerse preguntas” y pensar que, “entre las dificultades se esconde la oportunidad” de despertar “la creatividad que es la inteligencia divirtiéndose”, pues “locura es hacer la misma cosa una y otra vez, esperando obtener diferentes resultados” formativos.

 

Emilce R. Esquivel

Prof. Nivel Inicial –Prof. en Psicología, Filosofía y Ciencias de la Educación. – Esp. Psicopedagogía Clínica (Formación Psicoanalítica) – Esp. en creatividad y resiliencia, - Esp. en Gestión Educativa, entre otros.

Contacto: [email protected]

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